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Andrés Olivares sobre ‘Mascarillas para toda Málaga’: «El proyecto ha evolucionado hacia otras necesidades»

Andrés Olivares sobre ‘Mascarillas para toda Málaga’: «El proyecto ha evolucionado hacia otras necesidades»

Estábamos en pleno confinamiento, encerrados en casa, sin saber ni cuándo ni cómo íbamos a volver a salir y a recuperar nuestras vidas en la calle. Vivíamos pendientes de las noticias, de las cifras de contagiados y fallecidos. Desde la televisión nos llegaban las imágenes de hospitales saturados, médicos y personal sanitario agotados y largas comparecencias públicas de miembros del Gobierno. Las mascarillas se convertían en un medio necesario de protección pero no había dónde comprarlas. Estaban agotadas y llegaban con cuenta gotas a las farmacias. Entonces, un grupo de empresarios malagueños se unió para comprar mascarillas para toda Málaga. Ese proyecto tomaba como estandarte a la Fundación Andrés Olivares. Había que hacerlo todo legal, las donaciones, las compras, las entregas… Y Andrés dijo sí a embarcarse en ese proyecto. 

 

Era el 9 de abril cuando este medio hablaba con Andrés Olivares de un proyecto solidario que le habían pedido capitanear. Andrés, que confía que el universo siempre te manda lo que necesitas si es por un bien mayor, sabía que alcanzar el objetivo de recaudar fondos para comprar 1,8 millones de mascarillas para la población y 400 mil FFP2 para sanitarios era posible si se aunaban esfuerzos. Así, junto al empresario David Muñoz, promotor de la iniciativa, se pusieron manos a la obra para conseguir el objetivo que se habían marcado, implicando a un gran número de empresas e instituciones de la zona. 

Semanas más tarde comenzaban a llegar mascarillas, se podían comprar en las farmacias. Diputación y algunos ayuntamientos las entregaban a aquellos con menos recursos económicos, y ya no era tan necesaria esa compra de mascarillas por lo que el proyecto evolucionó para cubrir una necesidad básica y creciente en la población como es la de alimentarse. Todos estuvieron de acuerdo en hacer ese cambio.

Ahora, que estamos inmersos en la nueva normalidad, hemos vuelto a hablar con Andrés sobre ‘Mascarillas para toda Málaga’ y sobre lo que hemos vivido. Porque al mirar hacia atrás, al recordar esas semanas, todos tenemos la sensación de haber protagonizado algo que se acerca más a la ficción que a lo que estábamos acostumbrados hasta entonces. 

Andrés, ¿cómo ha ido la iniciativa “Mascarillas para toda Málaga” y cómo ha evolucionado?

Ha ido muy bien. Lo importante es moverse, buscar la necesidad de la ciudad y ayudar en todo lo que se pueda. Al final hemos llegado a entregar más de 120 mil mascarillas, hemos hecho muchas cosas y estamos ayudando a mucha gente.

En un momento determinado de la campaña decidimos hacer un paréntesis y replantearla porque detectamos que había una demanda importante de alimentación y sopesamos el seguir con las mascarillas o seguir apoyando a las entidades que se dedicaban a la alimentación. Así que decidimos repartir alimentos. 

«No se trata de tener dinero y gastarlo a lo loco»

Ahora mismo hemos parado, vamos a observar qué es lo que se necesita para optimizar los recursos. Todo conlleva un trabajo y un esfuerzo que para nosotros, como fundación, no es un trabajo, porque nos encanta lo que hacemos, que es ayudar a los demás, pero lo que sí que queremos es adjudicar bien los recursos. Vamos a esperar hasta septiembre con ese remanente económico que tenemos con la intención de sopesar exactamente la realidad de la población malagueña y en función de lo que veamos, destinaremos esta cantidad de dinero para las mascarillas, la alimentación o cualquier cosa. Queremos tener toda la información, hacer las cosas con paso firme; nos gusta hacer las cosas bien hechas. No se trata de tener dinero y gastarlo a lo loco, aquí y allí… Si no es necesario hacer tanto reparto de alimento pues no se hace, porque además ha habido mucha solidaridad ciudadana. Las entidades y las personas se han volcado.

¿Se ha notado que la gente está volviendo a sus puestos de trabajo?

Se ha notado, pero van volviendo muy paulatinamente. Aún queda por hacer, estamos pendientes de las decisiones gubernamentales, de qué va a pasar con los ERTES y, además, existen restricciones sanitarias que no permiten que todo se reactive. Nosotros como fundación no podemos hacer eventos, se han suspendido conciertos en el Cervantes, galas… Todo eso financiaba nuestros servicios a niños con cáncer y sus familias. Estamos todos volviendo a respirar; el gobierno está dando un empujón importante en la economía, que es necesario porque sino no sabemos cómo vamos a sostener este país económicamente… Estamos en un momento complicado y es difícil saber qué va a pasar, se están produciendo rebrotes, es difícil capear la crisis económica además de la sanitaria. 

«Estamos en un momento complicado y es difícil saber qué va a pasar»  

¿Crees que hemos aprendido algo?

Hay gente que sí, hay otra mucha que no. Muchos siguen en sus miedos: qué va a pasar, que no han cobrado el ERTE, en cubrir sus necesidades… que ya se están dando cuenta que hay necesidades básicas que no lo son tanto, que la mayoría son impuestas por la sociedad. Desde mi humilde opinión y con todo el cariño y respeto del mundo, creo que hace falta una pandemia un poco más agresiva para que ese despertar de la sociedad sea más evidente. 

Yo no veo mucha gente que esté despertando, sigo viendo a mucha gente con miedo al presente, a la inestabilidad laboral y “matrimonial”, a las relaciones con los hijos y un afán extremadamente loco por salir a la calle y tomarse una cerveza 

 

«Creo que esto no ha terminado, acaba de empezar»

¿Esperabas que iba a ser mayor [el despertar] con todo lo que nos ha pasado?

Yo sigo pensando que todavía tiene que pasar mucho más, todavía tiene que morir más gente. De hecho, en EEUU y en Brasil la situación es totalmente caótica. Creo que esto no ha terminado, acaba de empezar. Ha sido un aviso fuerte, una oportunidad de crecimiento, pero como no nos estamos casi ni enterando… Al fin y al cabo, hemos estado dos meses encerrados en casa, enfadados con la pareja, hasta las narices de los niños y con los miedos estos que te decía al futuro inmediato, pero no pensamos en lo que puede venir en octubre o noviembre, porque creemos que todo volverá a ser normal y vamos a poder seguir viviendo en la superficialidad que nos aglutina a todos en un mismo lugar que se llama Ego.

Ahora que no podéis hacer eventos para recaudar fondos para la Fundación, ¿cómo se os puede ayudar?

A nosotros, gracias a Dios y a la labor que hemos hecho, nos quiere mucha gente. Creo que destinamos grandes esfuerzos en profesionalizar la fundación y en dar una credibilidad del 100%. El cáncer infantil es una realidad, y parece que durante la pandemia ha desaparecido todo lo demás y no es así. El cáncer infantil ha seguido existiendo durante esta pandemia, ha habido nuevos ingresos durante estos meses y nosotros hemos seguido trabajando con estos niños, los hemos acompañado durante el proceso. Lo hacemos con o sin pandemia.

«Vamos a sortear en redes sociales algo muy chulo»

Los empresarios que nos buscaron para comenzar la campaña de las mascarillas son empresas que están ahí, que sabemos que seguirán colaborando y apoyándonos. Algunas de ellas se han ofrecido para colaborar de una manera o de otra: material o económicamente. Desarrollaremos algunas campañas. Ahora estamos preparando una muy bonita que saldrá a la luz en breve; vamos a sortear en redes sociales algo muy muy chulo, una pasada, que creo que además va a llegar a todo el mundo. Es algo muy friki, para un sector de la sociedad muy peculiar (se ríe), pero es muy chulo y lo queremos hacer para decirle a la sociedad que les queremos preparar el mayor desconfinamiento del mundo a niños enfermos de cáncer. En este confinamiento ha habido mucha queja de gente que lo ha tenido todo en su casa, que han desayunado y comido con sus familias, han disfrutado del tiempo juntos y que han tenido una vida relativamente normal pero estos niños enfermos no han podido tener esto.

«Estos niños se merecen un auténtico desconfinamiento»

Hay niños que llevan mucho tiempo encerrados en una habitación de hospital, hasta años, sin poder salir a la calle y sin poder jugar con otros niños. Para mí estos niños se merecen un auténtico desconfinamiento. Todos los años hacemos un campamento de verano y este año no lo podemos hacer, por eso este año vamos a organizarles un campamento de otoño, de invierno, de primavera o de verano o cuando se pueda, pero queremos que sea algo muy especial para ellos. Estamos trabajando en ello para la próxima campaña, para que la gente se siga concienciando de que el cáncer infantil es una realidad y que podamos seguir recaudando fondos para mantener la infraestructura que tenemos y las ayudas que prestamos a todas esas familias,

«El cáncer infantil es una realidad, y parece que durante la pandemia ha desaparecido todo lo demás y no es así»

A nivel personal, ¿qué has aprendido?

«He hablado con Dios una barbaridad, y me ha encantado»

Yo he tenido un sosiego importante. A mí me gusta meterme en todos los saraos, pero he estado leyendo, cosa que no hacía desde hace mucho… También he hablado con Dios una barbaridad, y me ha encantado. He tocado la guitarra, las notas musicales son el vocabulario del alma; he compuesto alguna que otra canción maltocando la guitarra… He meditado, que hacía mucho que no meditaba, y lo sigo haciendo todos los días. Estoy respirando. He dormido mucho, que dicen que los que mas duermen son los niños… será que a mí me encanta ser un niño, porque he dormido una barbaridad. Al final, he oído mi cuerpo y mi corazón, y si ya era un tío que vivía desde una calma importante ahora estoy flotando. He terminado una formación en Alemania sobre el ADN emocional y en esas amenas también hemos estado reunidos algunos amigos por zoom 3 o 4 horas hablando de la esencia de la vida, hemos desgranado la Biblia, el Génesis, hablando de Einstein, de Newton, de Pitágoras… Ha sido un crecimiento porque no paramos de crecer, pero un crecimiento consciente. Es importante ser consciente de lo que vivimos y del presente, que siempre nos preocupamos del pasado y el futuro pero no del presente.

Fotografía: Lorenzo Carnero

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