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Carmen Quesada

Carmen Quesada

Se enciende la luz del móvil. Mensaje. Soy de tenerlo en silencio. No soporto las notificaciones sonoras. Taritas que tiene una cuando llega a esta edad. Cualquier día le digo a mis hijas eso de “Baja el chinchimpum”. Lo de que los móviles tienen que estar en silencio en casa ya lo hago. Es Carmen Quesada. Lo abro. 

-Si no fuese porque no hemos bebido nada pensaría que me has echado una droga en la bebida de esas que hace que cuentes toda la verdad.

-No te preocupes, que trataré bien la entrevista.

– Si no estoy preocupada, he dicho lo que he dicho. Pero habla del Bazar de Cáritas, por favor. Todo esto lo hago por darle repercusión. 

Es verdad que me contó muchas cosas y que para una persona con cierto carácter público entraña riesgos. No todo el mundo encarará esta entrevista desde la empatía y sin juzgar.  Allá ellos. Me es muy fácil empatizar con Carmen por lo vivido, sentido, experimentado y por lo que me han transmitido otros labios y otras miradas antes que ella. Historias que hago mías, y vuestras, y que sumo a lo que he sentido en mi piel. Carmen me dice más con su mirada que con sus palabras. 

Acaba de abrir sus puertas, un año más, el Bazar de Cáritas de Navidad de Marbella. Por delante cuatro días cargados de la esperanza de recaudar mucho dinero para la causa, si no tanto trabajo previo y el que está por venir durante esas jornadas, no tendría sentido. 

La grandeza de las instalaciones del Palacio de Congresos, tantos puestos, tanta actividad, tantas cosas bonitas para ver y para comprar… Tras una puerta, un almacén, lo que ellas, las voluntarias, llaman “la cueva”. Cajas por aquí y por allá, un carro de la compra, unos carteles que no se han utilizado…Y Carmen tras una mesa de despacho de los años 80 tratando algunos temas de última ahora con Mar Moro, otra de las grandes impulsoras del Bazar. 

Carmen Quesada, Belén Fernández y Mar Moro

Tiene cara de cansada. Sin maquillaje. Se muestra como es, sin artificios. Con la cara lavada y la mirada limpia. Ha estado cocinando hasta las 4 de la mañana. Enuncia una larga lista de platos, todos asturianos. Ella es de Madrid, aunque de ascendencia asturiana. Allí pasaba los veranos de su juventud y allí nació su gran amor, Arturo. Con el que desde hace 31 años comparte su vida. Así que su vinculación con esa tierra le llega por varios lados. 

Arturo Fernández lleva muchos años viviendo en Madrid, desde que siendo jovencito llegó desde su Asturias natal con una mano delante y una mano detrás pero con lo mejor que podía ofrecer, él mismo. 

 

La historia de Carmen, la que me cuenta, es una historia de amor, de admiración, de cariño, pero también de soledad y noches sin dormir. Y como decía antes habrá quien juzgue, habrá quien diga “es que yo hubiese hecho”, “es que no hubiese…” Pero es que ni tú ni yo somos Carmen, ni hemos vivido lo que ha vivido ella, ni sentido lo que ella ha sentido. 

Hay muy poca información sobre Carmen en internet, más allá de que es la pareja de un gran actor. Una pareja que cuida mucho su intimidad. 

Desde hace unos años es muy habitual verla en Marbella. Es relativamente fácil coincidir con ella en un evento cultural o social, y por supuesto en el Bazar de Navidad. Desde que se implicó con la causa la ha convertido en suya y ha conseguido incluso involucrar a empresas y medios de comunicación de Madrid. 

Siempre que hemos coincido me ha dado la sensación de ser muy señora, y no sólo por su forma de vestir. Hay quien a la palabra señora le da un tinte despectivo. Para mí la palabra señora es un elogio, algo que recoge una forma de ser y de actuar. Y no, no creo que tenga que ver ni con la edad ni con si estás casada o no. También depende del tono con que se diga, pero Carmen es una SEÑORA, así en mayúsculas. Lo es. 

Decidimos hacer algunas fotos ese día, y el resto las hará en Madrid. Tiene esa parte coqueta que tenemos la mayoría, y durante el Bazar va a trabajar, sin importarle el maquillaje o si va o no impecablemente peinada. Para mover cajas o servir mesas durante 13 horas no se deben ni se pueden llevar tacones.  

Carmen en uno de los puestos durante el Bazar de Navidad de Cáritas

No le supone ninguna frustración estar en segunda línea, ni ser reconocida como “la pareja de…” Se siente profundamente orgullosa de Arturo, lo admira, lo respeta y lo ama en toda la dimensión de la palabra y la emoción. Un amor que no ha sido fácil por el carácter conquistador del actor. “Le gusta gustar”, me dice. He conocido a muchas personas así. No soy psicóloga pero me gusta observar, y al final intuyo que es el reflejo de cierta inseguridad, de la necesidad de reafirmarse. Sólo una persona muy segura de sí misma puede tener de pareja a alguien así. Es sólo una apreciación personal.

Creo que nunca ha hablado de su vida de esta forma, y le agradezco profundamente que haya confiado en mí. Tampoco sabía aquella mañana por dónde iba a ir esta entrevista, creo que las dos hicimos algo tan fácil y tan complicado como dejarnos llevar.

Eres licenciada en Derecho, ¿Ejerciste alguna vez?

Hice ICADE. Ejercí como abogado durante 6 años en un despacho.  Después ya empecé a trabajar con Arturo.

En el caso de Arturo es un genio para actuar, para dirigir y para saber que el escenario tiene que ser precioso, pero luego todo eso lleva una infraestructura detrás de la que se tiene que ocupar alguien. Le pasa a muchos actores y artistas.

Empecé a llevarle temas como abogado y cuando vi el desastre que tenía como empresa empecé a implicarme más, hasta que llegó un momento que era imposible compaginar las dos cosas. Así que dejé el despacho y me dediqué a llevarle la producción y la empresa a Arturo.

 

Según he leído conoces a Arturo porque vas a verlo a una obra de teatro…

No, no es así. Nos conocimos en una discoteca que en aquel momento estaba de moda en Madrid. Saludé a la madre de un amigo que iba con otro señor y con Arturo, y él quiso conocerme.

La verdad es que me hizo muchísima ilusión. Seguía su carrera desde que era una niña. Cuando estaba en el colegio la profesora de literatura siempre nos llevaba al teatro a ver clásicos. Una vez nos dijo: «El único actor de este país que es elegante, que tiene buena pinta y que se sale de la media es Arturo Fernández». Yo no tenía ni idea de quién era Arturo Fernández. Pero en la televisión de esa época había un tal Arturo López que hacía todos los programas, pero no me parecía que tuviese todas esas cualidades físicas de las que nos había hablado la profesora. Pero por algún motivo los confundí. Cuando llegué al colegio al día siguiente le dije a la profesora que ese hombre no me parecía tan atractivo como ella decía. Así que conseguimos que en la siguiente visita al teatro nos llevará a una función de Arturo Fernández.

¿Qué edad tenías?

Pues una niña de colegio, tendría 14 años. Nos quedamos todas las niñas alucinadas con él. Desde entonces empecé a ver todas sus obras.

Una vez coincidí con él años después en un lavado de coches. Iba con el coche de mi padre y se me fue en la rampa. Pasé mucha vergüenza, supuse que debió pensar que era una boba. Me dio mucha impresión verlo.

Entonces cuando la madre de mi amigo me propuso salir una noche a cenar con ellos me encantó la idea. Quedamos una víspera de Semana Santa y me fascinó, me pareció un hombre alucinante.

¿Qué edad tenías entonces?

Tendría 21 años, ese año terminaba la carrera. Evidentemente a mi madre no le dije con quién iba. Había muerto mi padre un año antes, y mi madre era la típica de que a las 9 de la noche había que estar en casa. Así que a ella le decía que salía con un compañero de la carrera que a ella le caía fenomenal.

Se lo pude ocultar hasta que publicaron una foto nuestra en una revista. No te cuento la que se organizó en mi casa… Porque ya no vivía mi padre, si no estoy convencida de que me hubiesen mandado al extranjero.

 

¿Qué te decían tus amigas sobre que salieses con un hombre casi 30 años mayor que tú?

29 para ser exactos. Yo creo que a todo el mundo le daba miedo, básicamente, porque yo era muy jovencita, porque además los 22 años de mi época no son los 22 años de ahora, y Arturo era actor y tenía tres hijos. En mi entorno nadie lo veía razonable.

Pero empezamos a salir. Arturo tenía muchas novias y yo era una más. Unas veces aparecía y otras desaparecía, y así fue pasando el tiempo durante 6 años.

Supongo que estabas súper enamorada para seguir ahí con esas idas y venidas…

Sí lo estaba, aunque era consciente de que lo que tenía con Arturo no me daba ninguna estabilidad. Me había afectado mucho la muerte de mi padre. Creo que necesitaba refugiarme en alguien que me quisiera y me diese esa estabilidad emocional. Eso lo ves con el paso de los años. Así que en una de las etapas en las que desapareció retomé la reacción con un novio que había tenido y nos casamos.

Me casé con mucha ilusión, tenía una visión muy tradicional de la vida, pero seguía teniendo a Arturo en la cabeza. Así que cuando Arturo volvió a aparecer me separé. No podía entender estar con dos personas a la vez.

Es una historia muy larga y tampoco quiero entrar en demasiados detalles porque no acabaríamos nunca, pero mi exmarido no podía tener hijos. Y entonces la vida me puso a un niño en mis manos que estaba en muy mala situación y que yo recogí cuando tenía 2 años. Vivía con mi niño en casa de mi madre y  con Arturo había vuelto a tener aquella relación de idas y venida con Arturo.

Para mí aquella separación de mi marido tenía que haber sido la definitiva, pero mi exmarido quería volver, ya no sólo por mí, que también, sino porque además quería vivir la experiencia de ser padre. Así que volví. Ya no estaba yo sola, también estaba el niño y lo intentas más por él que por ti.

Él estaba loco con aquel niño, pero llegó un momento en el que yo no podía estar con él, era imposible, y la convivencia tampoco era fácil. Pero reconozco que la culpa era mía, no sentía lo que tienes que sentir para convivir con una pareja por mucho que lo intentara.

Entonces sí nos separamos de manera definitiva. Yo estaba trabajando como abogado en una inmobiliaria para sacar al niño adelante, pero él hizo una jugada para quedárselo y lo adoptó. Desde entonces no lo he vuelto a ver.

La vida te mete en unas espirales que parece que te van a absorber. Afortunadamente, todas esas experiencias te dan fuerza, te hacen mejor persona y te ayudan a tener cada vez más claras tus ideas y a saber por lo que quieres verdaderamente luchar.

Me da la sensación que la historia de ese niño, en la que no profundiza, aún le causa cierto dolor, así que no entro. Tampoco es necesario. 

¿En qué momento decidís estabilizar la relación Arturo y tú?

En el 86 él se fue a rodar una película a México. Yo ya me había separado definitivamente. Arturo, que es un loco de los perros, tenía un perro precioso al que adoraba. Se acababa de hacer una casa muy bonita a las afueras, y me pidió que mientras él no estaba me fuese a su casa y así lo cuidaba. El perro estaba muy acostumbrado a mí. Le dije que sí, que me quedaba en su casa, pero que corría el riesgo de que no me fuese de allí al volver de México. (Se ríe)

Y efectivamente me quedé. Arturo es un hombre maravilloso, tiene una calidad humana extraordinaria, es muchísimo mejor persona que personaje; el personaje es muy simpático, es muy envolvente, pero como persona es un ser humano maravilloso, pero necesita gustar y conquistar. Yo le disculpo, porque hay que buscar una disculpa para estas cosas, pensando que es una característica del actor, que es un refrendo de su éxito. Así que en estos 31 años que llevamos juntos ha habido muchas apariciones de esas, pero yo soy un perro de presa, yo no suelto. Estar a su lado me compensa cada día de mi vida.

Carmen, ahora que parece que la gente está empezando a hablar de relaciones de pareja mas abiertamente, ya no hace falta fingir un matrimonio perfecto; hay muchas parejas que reconocen que tienen una relación abierta y que el amor precisamente es dar esa libertad al otro…

¿Con una relación abierta? No, eso no. El amor no son cadenas, el amor es respetar al otro, en eso estamos de acuerdo. Otra cosa es que lo que el otro haga te impida que te respetes a ti misma. Arturo ha coqueteado muchísimo y no lo puede evitar. Pero una relación abierta es tener y dar libertad para que cada miembro de la pareja haga lo que quiera. Arturo habrá hecho lo que le habrá dado la gana, pero se ha tenido que esconder. Otra cosa es que me haya enterado de alguna historia que sí podía llegar a convertirse en un idilio y evidentemente no la he consentido.

Cuando lo conocí era muy jovencita pero tenía muy claro que tenía tres hijos, le gustaban los perros, quería vivir a las afueras y le gustaban las mujeres, le gusta conquistarlas. Viene todo junto en el paquete.

Yo pertenezco a una generación, y tengo una formación, en la que para irte con un señor, o al menos yo lo siento así, tienes que estar enamorada. Un hombre para irse con una mujer sólo tiene que sentir atracción. A todos nos gusta gustar.

Paso mucho tiempo sola porque Arturo está de gira, y en las giras no le acompaño, porque la vida de gira es una vida muy dura. Arturo tiene sus horarios de sueño, de dormirse muy tarde y de levantarse tarde por las características de su trabajo durante la gira. Y yo ahí no pinto mucho. Supongo que tonteará pero hasta ahí…

 

¿Has sufrido mucho estos años por amor?

Sí, porque además muchas veces la imaginación es peor que lo que esté pasando en realidad. Pero el ser humano que está detrás merece la pena.

A Arturo lo adoro, lo admiro como persona, lo admiro como padre, lo admiro como amigo, lo admiro profesionalmente, admiro su generosidad, admiro su discreción, admiro tantas cosas de él que Arturo es mi vida. Se me pueden empezar a saltar las lágrimas, porque pienso en su edad… ( Y no es que se le puedan saltar las lágrimas, es que conforme lo dice se le llenan los ojos de ellas)

¿Es el hijo también que no has tenido?

Creo que en una relación de pareja, aunque siempre te aconsejan que separes, hay un poco de todo, se mezclan todos los sentimientos; de amor pasional, de amor de protección, casi de madre… Pero igual que él, él me protege.

A sus hijos los he conocido bastante pequeños y los adoro, a ellos y a sus nietos, podría decir que los quiero tanto como si fuesen míos, pero eso es difícil cuándo tienen una madre que además es una señora estupenda, adorable y encantadora con la que nunca he tenido ningún problema, al revés.

Carmen, dejas de trabajar por cuenta ajena y empiezas a trabajar con él, ¿nunca te has planteado en los momentos más complicados qué ibas a hacer laboralmente si la relación se acababa?

He tenido muchas veces miedo a que la relación se rompiera por parte de él, pero siempre he considerado que algo podría hacer. No he dejado de trabajar nunca, llevo la producción y hago muchas cosas en la empresa desde la administración, el tema de la decoración o del vestuario. Siempre he pensado que si eso pasaba encontraría otro camino. Pero no es algo a lo que le haya dado vueltas. Si te soy sincera creo que Arturo nunca me hubiera dejado en la estacada si se hubiera separado de mí. Creo que nunca jamás, por su manera de ser, me hubiera dejado caer.

¿Tu madre cómo se tomo que te fueses a vivir con él?

Pues mi madre se lo tomo fatal, muy mal, de hecho mi madre nunca quiso pisar nuestra casa. Sin embargo, quería muchísimo a Arturo. Fíjate si le quería, que mi madre tuvo Alzheimer en la última etapa de su vida, y sólo reconocía perfectamente a Arturo y a su nieto Pelayo. Arturo me decía: «Carmen, que tu madre no puede tener Alzheimer”, porque incluso la llamaba por teléfono y lo reconocía por la voz.

Pero a lo mejor era porque ella también tenía esa mentalidad de aparentar delante de la sociedad que no aprobaba esa relación…Cosas de la época…

Puede ser, pero además de alguna manera yo creo que mi madre había sufrido mucho porque era la segunda mujer de mi padre. Ella se había casado con un hombre 25 años mayor, que ya tenía dos dos hijas y tuvieron muchísimos problemas porque a mi madre nunca la aceptaron. Yo creo que lo que a mi madre le daba miedo era que yo volviese a vivir lo que ella había vivido. Era su miedo como madre. Pero lo adoraba.

 

En todos estos años has llevado una vida rodeada de todo lo que ha estado rodeado Arturo, pero habéis llevado una vida también muy discreta…

Arturo fuera del escenario se cree que es farmacéutico o cocinero, es decir, no le gusta el tópico de la vida del artista, ni la vive. Nosotros somos una familia de vida absolutamente normal, de hijos, de perros, de naturaleza…

¿Cómo es vivir con una persona popular? Supongo que no te puedes mover libremente por una calle sin que se acerque la gente a hacerse fotos o a pedirle autógrafos…   

Cada vez que un actor o un cantante, una persona que vive del público, dice que la popularidad es un horror, Arturo se queda escandalizado. Siempre dice que el día que dejen de pararlo por la calle, que no le cueste una eternidad llegar a un sitio, que la gente no quiera hacerse fotos con él, ese día le entrará una depresión. Es muy bonito que a la persona que tú quieres, le quiera la gente. 

A mí me da muchísima satisfacción cuando vamos a cualquier sitio y no puedas avanzar porque todo el mundo quiere hacerse una foto con él. Muchas veces le insisto: «Arturo, por favor, que nos tenemos que ir». Y es verdad, que nos tenemos que ir, pero Arturo es incapaz de dejar a nadie sin una foto o sin un autógrafo, aunque vayamos a perder el AVE. Ese cariño que le demuestran le parece el mayor homenaje que le pueden hacer.

Ana Botella, Arturo Fernández, Carmen Quesada, Carmen Taillefer y Mercedes Sanjuanbenito (Foto: Cacho)

Me da la sensación de que vienes de una familia situada económicamente, incluso estudiaste en ICADE, y Arturo es un hombre hecho a sí mismo, con orígenes humildes. Por lo que cuentas Arturo no ha olvidado sus orígenes, está muy agradecido y valora ese reconocimiento del público…

Cuando te decía que Arturo es admirable en todos los sentidos es que lo es. A mí me ha enseñado muchísimo. Me ha enseñado a valorar la fortuna de todo tipo que nos ha dado la vida; la salud que tenemos, la posición económica, el tener una casa maravillosa, las personas que nos ayudan en casa… Vivir con una persona así te sitúa mucho en la realidad, porque además él nunca olvida de dónde viene. Muchas veces le pesa no haber recibido una formación académica, tiene los estudios que tiene, que creo que no llegó ni al Bachillerato. Hay veces que piensa que puede no estar a la altura de algo, pero claro que lo está, y de sobra, todo lo que ha aprendido lo ha aprendido desde la humildad.

Es un hombre con una capacidad impresionante de aprehensión de la vida, que ha aprendido muchísimo escuchando a los grandes. Lo que más le puede gustar a Arturo es una buena conversación.

El otro día le pidieron dar una clase inaugural en la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias y estaba emocionado, como un niño, pero decía: “¿Quién me iba a decir a mí, cuando yo salí de aquí que algún día iba a impartir una clase en una Escuela Superior de Arte Dramático en mi querida Asturias? Yo, que inventé las faltas de ortografía.”

Luego en esa clase le decía a los alumnos: «Yo no puedo enseñaros métodos, yo no puedo enseñaros teorías de interpretación, lo que sí os puedo enseñar es lo que es el amor a esta profesión, cuáles son las luces y las sombras de esta profesión, que tiene muchas, porque es una profesión que exacerba tu vanidad, pero al mismo tiempo es una profesión muy cruel…”.

Arturo ha conseguido algo increíble que es mantenerse siempre, durante muchos años, gracias a que ha sido independiente, totalmente independiente. Pero es una profesión que hoy no puedes andar por la calle porque la gente no te deja ni andar y mañana no te reconoce nadie porque se olvidaron de ti, porque hiciste tres películas, una serie de televisión y se acabó.

Carmen, empezaste con él casi siendo una niña. En todos estos años que has estado casi a su sombra, supongo que también te has encontrado a ti misma…¿Has crecido como persona, como mujer…?

Sí, muchísimo. Yo creo que estar al lado de una persona como Arturo, y esta tarea de trabajar en temas de solidaridad, te hacen crecer mucho, te hacen valorar las cosas. Yo me levanto todos los días diciendo: «No se puede tener más suerte. Reparte lo que tienes, reparte tu tiempo, reparte tu dedicación”. Cuando te despiertas con ese pensamiento trabajas con alegría, ya sea en mi trabajo en la productora, o en el trabajo solidario, lo hago con alegría, porque me llenan y valoro lo afortunada que soy.

Te voy hacer una pregunta que te va a parecer una tontería. Pero cuando estás con un hombre casi 30 años mayor que tú, ¿se lleva mejor que aparezcan las primeras arrugas?

Se lleva mejor, aunque te advierto una cosa, Arturo ha ido bajando siempre su escalón. Yo era la novia más joven de todas sus novias cuando nos conocimos. El golpe duro para mí fue cuando cumplí los cuarenta y aparecía una que era mas joven que yo. Ahora en mi casa nos reímos mucho porque digo que a las amigas de las nietas mayores que no las quiero ver en la casa. (Se ríe)

Pero es cierto que yo llevaba muy mal cumplir años, para mi cumplir cuarenta fue un drama y cumplir 30… Me costaba hasta decir mi edad, y ahora lo digo encantada, voy a cumplir 60 años el 23 de diciembre.

Lo llevaba muy mal pero cuando lo asumes te das cuenta de la suerte que tienes de estar aquí y de tener vitalidad y las ganas de hacer cosas, que no me puedo creer que vaya a cumplir 60 años. Es que me parece ayer cuando salí del colegio, pero ayer, es que ha pasado la vida a una velocidad pasmosa…

 

¿Por qué decidisteis establecer vuestra segunda residencia en Marbella?

Nosotros queríamos hacernos una casa en Asturias, de hecho compramos un terreno, pero Asturias lamentablemente está muy mal comunicada. A Arturo le gustaba venir a Marbella y veníamos bastante.

A Arturo le divierte buscar casas, creo que eso lo ha heredado de su madre, y entonces empezamos a ver casas cuando veníamos a pasar unos días de descanso.

Todavía no estaba el AVE, pero había vuelos, podías viajar por carretera sin miedo a que la nieve te dejase incomunicado, y así, casi sin darnos cuenta, nos planteamos en serio buscar una casa aquí.

Nos encontramos con César de Leiva, que le había hecho la casa a unos amigos nuestros y hace unas casas maravillosas, cerramos un acuerdo con él y nos construyó nuestra casa.

En Madrid vivo a las afueras, en un sitio muy agradable que está en medio del campo, pero con el inconveniente del tráfico que hay siempre en la carretera de Burgos. Allí hago poca vida social. Así que en cuanto Arturo sale de gira yo me vengo a Marbella.

Carmen Quesada en el Bazar de Navidad de Cáritas

¿Marbella es tu pueblo?

Marbella es mi pueblo, además he encontrado a gente maravillosa. Nada que ver con el estereotipo de lo que una persona que no conozca Marbella pueda entender qué es Marbella. Hay gente maravillosa y tienes todas las opciones para llevar la vida que quieras, te ofrece todo el abanico.

¿Aquí eres Carmen Quesada por encima de la mujer de Arturo Fernández?

Bueno, yo creo que a mí me abre las puertas Arturo. Que me hagan caso las radios para hablar del Bazar de Navidad de Cáritas de Marbella es gracias a Arturo. Yo soy absolutamente consciente de eso y lo aprovecho. Esto no se me hubiera ocurrido hacerlo nunca jamás si no aparece el Bazar en mi vida.

Las cosas empezaron porque era la mujer de Arturo y ahora creo que la gente empieza a verme sólo como Carmen. Nunca imaginé que aquí podría hacer amigos que ahora me da la sensación que son amigos para toda la vida.

Arturo no se va a retirar nunca, ¿verdad?

Arturo sin tener el teatro se viene abajo. No se lo deseo. Espero por encima de todo que viva muchos años y cuando pido algo, pido que pueda estar encima de un escenario hasta el último momento.

Me quedo con la sensación de que ha dicho más de lo que ha verbalizado. Intuyo que tiene en común con Arturo que es generosa. Es ella la que se ofrece a hacerse las fotos con él en su casa de Madrid. De lo que estoy sumamente agradecida.

Entran y salen personas de esa oficina en la que nos encontramos. Carmen por aquí… Carmen por allá…Me consta que aquel día, de nuevo, se volvió a acostar a las mil ayudando en el Bazar de Cáritas de Navidad. Ya encontraremos otro momento para seguir hablando, pero esta vez sin grabadora por delante. 

Me voy a hacer un reportaje y lo que más me llama la atención es que el Bazar se ha convertido, un poco y salvando las diferencias, en una feria de invierno de Marbella, en la que no hay trajes de gitana, pero sí mucho delantal y muchas voluntarias que dan un gran ejemplo con su generosidad de dar y servir a los demás. Una forma de demostrar con el ejemplo que todos, cada uno en la medida de sus posibilidades, podemos hacer algo por los que más lo necesitan. Carmen es generosa y lo demuestra de muchas formas. Gracias Carmen. 

Redacción: Ana Porras  Fotografía bazar: Javier Nuñez Fotografías Madrid: Mamen Arraiza

Carmen Quesada

Voluntaria Bazar de Cáritas  Facebook    

Transcripción de audio a texto realizada por Atexto.com.

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