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Ángela Callejón

Ángela Callejón

 

Ángela Callejón. Podría decir muchas cosas sobre ella, y todas muy buenas, y sin embargo no sé ni por dónde empezar ni cuáles seleccionar para esta introducción. Así que dejaré que fluyan las palabras, como fluyó nuestro encuentro durante varias horas.

Quedamos en el hotel Molina Lario para comer. De Ángela me llama la atención desde siempre su humanidad, humildad y modestia. Es una persona sencilla, natural y con un don especial para tratar a las personas. Es dulce, atenta, cariñosa, generosa, tremendamente honesta… Podría decir que es una de las pocas personas que he conocido en mi vida que encaja a la perfección con la bondad en toda su extensión. 

Las que tengáis una educación católica me vais a entender con lo que os voy a contar. Sé que a ella posiblemente le siente hasta mal. Como he dicho, es modesta en exceso. Lo siento Ángela. Lo digo desde el corazón. No te enfades conmigo. Voy a ello. 

Como os he comentado quedamos en el Café de La Bolsa en el hotel Molina Lario para almorzar. No es la primera vez que coincidimos en ese espacio, ya que es la sede habitual de los encuentros del Foro Mujer y Sociedad que ella tan brillantemente preside. Pero ese día es distinto. Ese día estamos solas las dos. Tan solas que en el patio somos la única mesa. Durante todo el almuerzo le voy haciendo preguntas y me va contestando. Otras hace un receso y me cuenta alguna anécdota. Casi llegamos al final de esta entrevista y se la lleva Lorenzo para hacerle las fotos. Me quedé sola y de pronto me invadió una sensación tremenda de paz al hacer un balance muy rápido, casi en unos segundos, de nuestro encuentro. Ya sabéis como es la mente cuando se acelera. 

No sé ni a quién se lo oí, ni cuando, ni si fue con estas palabras, pero me vino a la cabeza algo así: “ Para ser Santo no hace falta llevar habito o sotana. La Santidad se puede alcanzar en una vida cotidiana”. Mirad, no sé por qué pensé aquello, pero sí que ese pensamiento estaba inspirado en Ángela. Está claro que para ser buena persona y hacer el bien no hay que irse a la India, lo podemos hacer en nuestro entorno más cercano.

Con tantas virtudes y valores podía haceros pensar que es una siesa. Pues os puedo garantizar que todo lo contrario. Es divertida, graciosa, simpática y muy alegre. Le brillan los ojos cuando sonríe, que suele ser a menudo. También me demuestra que es de «lágrima fácil», se emociona en varias ocasiones. 

 

Ángela es una mujer de fuertes convicciones religiosas, pero desde el respeto a lo que piensen los demás. Una mujer que trabaja su fe cada día y que predica con el ejemplo. 

Después de decir todas estas cosas de Ángela, que creo además podréis comprobar en la entrevista, y por las que seguro me va a “regañar”, os sitúo en quién es Ángela Callejón. 

Aviso importante. Es de esas entrevistas en las que me explayo. Así que si vas con prisas te ahorro el tiempo y déjalo ya, aquí. Eso sí, te perderás conocer a una mujer realmente interesante de la que podrás sacar muchas cosas que poder aplicar en tu propia vida si lo que buscas es ser cada día mejor. Si consideras que eres perfecta y no tienes nada que mejorar, tampoco es para ti. Momento borde aparte, sigo. 

Estudió Económicas en la Universidad de Málaga y actualmente es Profesora titular en el Departamento de Finanzas y Contabilidad y profesora en el máster de Ciencias para la familia. Pero su vocación de ayudar a los demás la hizo embarcarse en una de las misiones más bonitas y complicadas, ser además Orientadora Familiar. Tiene 4 hijos y se ríe cuando dice que todos con el mismo hombre, su marido. Reconoce que aun teniendo mucha formación como orientadora, a veces como madre ha tenido dudas de cómo actuar, y es que cada hijo es mundo. Las que tenéis más de uno lo sabéis. Lo que funciona con uno no funciona con otro. 

Gracias a su labor como orientadora ha tocado con su varita la vida de muchas personas que veían cómo se rompía su familia y cómo gracias a las aportaciones de Ángela su hogar se llenaba de estabilidad. Esta labor la hace de manera desinteresada, restando a su día tiempo libre, a través de una asociación. Y la hace porque es una fiel convencida de que lo que más llena en el mundo es el dar de manera generosa y desinteresada. Quizá eso, el ser tan generosa, es lo que le da esa bonita alegría que transmite. 

 

En ese afán de dar, de aportar, se embarcó el pasado año en fundar en Málaga el Foro Internacional Mujer y Sociedad. Gracias a estos encuentros, que se celebran cada dos meses, mujeres de distintos ámbitos profesionales se reúnen en un almuerzo y una charla que no sólo les suman a lo laboral gracias a las sinergias que se crean, sino que tienen un importante componente de crecimiento personal. He tenido el honor de ir a varios, y siempre he salido de allí con nuevas ideas y más motivada. 

De su visión de la mujer actual dice que tiene un punto de vista que no es políticamente correcto. Y cuando la oigo en lo que dice no puedo estar más de acuerdo con su forma de pensar. 

Esta malagueña tuvo muy claro desde siempre que lo suyo era ser madre de familia. Madre de familia, pero también profesional. Para mí, es un ejemplo de mujer. Es metódica, organizada y constante, y siempre tiene en el punto de mira el hacer el bien a los demás.   

Usa millones de ejemplos, se nota que se dedica a la docencia y que le gusta. Se pasa media entrevista pidiéndome que resuma mucho lo que me cuenta o que va a ser una entrevista muy pesada. No le he hecho mucho caso, me parece que sus reflexiones son totalmente enriquecedoras para la persona que la quiera leer. Por eso, es mejor que la deje hablar, que hablen sus palabras, que a la vez hablan a través de sus acciones. Porque las palabras están vacías si no van acompañadas de la acción. 

Necesitamos un punto de partida para comenzar esta entrevista en la que hablamos de muchas, muchas cosas y de temas muy distintos. Se licenció en económicas y al día siguiente estaba trabajando… Empecemos por ahí. 

¿Dónde empezaste a trabajar?

Me dieron una beca en Bankinter para tres meses, pero no los terminé. Estaba en una sucursal muy pequeñita de Benalmádena Costa. Allí estábamos el interventor, el director y yo, entonces hacía de todo. Aprendí muchísimo.

Estaba súper a gusto porque las dos personas con las que trabajaban eran como Don Quijote y Sancho Panza. El interventor era un señor cordobés, realismo puro, y el director era puramente espiritual, su mujer era la jefa, o la cabeza visible de los budistas en España. Se llama Estrella, nunca olvidaré su nombre. Me veía allí, entre esos dos mares y me sentía comodísima, tanto con uno como otro, porque yo tengo también esos dos pilares como muy marcados. La vida muy realista o muy de los pies en el suelo, pero la cabeza en el Cielo. Entonces me sentía como muy a gusto con esos dos polos.

Y tú eras el equilibrio…

No sé si el equilibrio, pero era niña para todo, hacía de todo, me mandaban a todo.

¿Estuviste dos meses solamente?

Sí, porque durante ese tiempo un compañero mío de la facultad se enteró de que había quedado una plaza libre en el Ayuntamiento de Málaga, se necesitaba un técnico de materia económica. Me presenté a la entrevista y también me cogieron. Era un trabajo con más estabilidad que unas prácticas. Cuando dije en el banco que me iba me ofrecieron una intervención para quedarme, querían que me quedara. Bankinter, que es una identidad financiera fantástica, el puesto que me ofrecía era de interventora volante. Eso significa que tenía que estar durante un tiempo cubriendo las vacaciones en las distintas ciudades y sucursales por toda España y eso lo vi muy lejos del proyecto personal que  tenía. Pensé que me iba a condicionar la vida. Yo quería trabajar para vivir y no al revés.

¿Ya en aquel momento tenías pareja?

Acababa de empezar con Alfonso que es mi actual marido, y el único marido que he tenido. ( Y se ríe. Supongo que le ha fallado el subconsciente porque me ha llevado un regalo por mi boda. En mi caso, sí es el segundo. Así que nos reímos. )

Empezamos a salir quince días antes de terminar la carrera.

Él es de Granada, y se vino a estudiar aquí. Dice que una bruja le dijo: “vete a Málaga que encontrarás la felicidad” y se vino.

¿En serio?

Nunca llegaré a saber si eso es cierto, pero siempre me lo dice.

 

¿Y esperásteis al final de la carrera para empezar?

Fue gracioso. Todos los días me iba a la facultad con una amiga. Unas veces en autobús, otras con alguien en un coche, dependía del día. Un día me dijo mi amiga, que era muy dispuesta: «Mira esto se ha terminado. A partir de ahora tú ponte donde yo te diga que nos van a llevar en coche todos los días”. Eso fue en segundo de carrera, y era Alfonso el que ella quería que nos trajese y nos llevase. Y lo consiguió. En ese tiempo solo fuimos amigos hasta quince días antes de acabar la universidad.

Dejas Bankinter y supongo que te incorporas al ayuntamiento…

Empecé a trabajar, y bueno, me di cuenta que mi madre en cierto modo tenía razón. Mi madre me decía que si quería tener una familia pues tenía que pensar en un trabajo que me permitiese tener una familia como yo quería. Trabajando en el ayuntamiento era compatible.

Ese puesto técnico era un nombramiento directo, estaba designado por un político y tenía un tiempo limitado. Así que directamente me empecé a preparar oposiciones. Me resultó muy duro porque tengo muy mala memoria, pero merecía la pena apostar por eso. Eran unas oposiciones muy enfocadas a la gente de Derecho y yo había estudiado Economía. Aprobé el primer examen, que para mí fue un éxito por ser una materia nueva y desconocida, saqué el número 23 de 625. Mira si tenía poca idea que cuando empecé con las oposiciones le pregunté a una compañera: «Oye ¿jurisprudencia qué es?”. Imagínate lo poco que sabía de Derecho.

El segundo ejercicio lo suspendí. Era más práctico y ahí me pillaron. Lloré durante una tarde entera, necesité llorar. Y me dije: “ Hoy lloro, pero ya no lloro más”. Había estado tres años trabajando en el ayuntamiento por las mañanas y estudiando por las tardes.

Lloraste aquella tarde y supongo que lo dejaste…

En la Universidad salieron unas plazas para lo que hasta entonces había sido el departamento de Contabilidad que se había dividido en dos. Ofertaron dos plazas, y como durante el tiempo que estuve trabajando en el ayuntamiento y con las oposiciones, simultáneamente daba clases en una escuela privada que se llamaba «MB de marketing y negocios” ya tenía experiencia docente y era algo que me encantaba.

¿También dabas clases? 

Sí. Una amigo me dijo que abrían la escuela en Málaga y que podía dar clases. Yo de marketing no sabía nada pero sí de empresa, porque me gusta la empresa, los recursos humanos, la organización empresarial… Pero me dijeron que esa asignatura la iba a dar alguien más importante que yo pero que iba a dar contabilidad. No me gustaba mucho, pero empecé con eso, y fíjate lo que es la vida que luego gracias a esa experiencia en contabilidad me la valoraron muchísimo para poder entrar en la universidad cuando me presenté a las pruebas. Además, disfruté mucho en esa escuela. Tenía 23 años y tenía muchos alumnos de mi edad y mayores. Recuerdo una anécdota muy bonita de un chico mayor que yo que me dijo: «Mira Ángela, yo no vengo a las clases a aprender solamente contabilidad, sino que vengo a aprender de ti”. Imagínate la responsabilidad de eso con 23 años…

El primer día que expliqué el IVA lo expliqué todo al revés, porque yo estudié sin IVA. Salió al año siguiente de yo terminar. Pero fue una experiencia muy positiva.

Y consigues la plaza de la Universidad, ¿no?

Claro. Lo que más me valoraron fue la experiencia docente en contabilidad y el idioma, el inglés.

Sabía inglés bien. En 4.º de carrera me matriculé también de algunas asignaturas de 5.º para poder liberarme un poco al año siguiente y me fui seis meses a Dublín. En verano me fui con una organización como monitora, y aproveché para organizar mi estancia a partir de septiembre. Volví a Málaga para examinarme de una que me había quedado y me volví a Dublín.

Así que conseguí la plaza en el departamento de Finanzas y Contabilidad.

Y allí sigues desde entonces…

Sí, allí empieza la aventura apasionante de mi vida. Ya estaba casada y al poco me quedé embarazada de mi hija Ángela. Fue una etapa muy dura porque en cuatro años tuve a mis tres hijos mayores, leí la tesis y saqué mis primeras plazas de oposición en la universidad. Entonces, te aseguro que lloraba todos los días, y los días que no lloraba es porque no me daba tiempo.

 

¿Y cómo pudiste?

Pues, mira, pude porque yo he tenido la suerte de tener un jefe maravilloso y unos compañeros estupendos y mi marido que también ha estado siempre…

(Se le saltan las lágrimas) ¿Por qué te emocionas?

Me emociono porque mi jefe ya no está con nosotros. Bueno, está pero no está… Aunque ya no me reconozca voy a verlo a veces, me ayudó tanto.

Cuando lo conocí me pareció una persona un poco rara porque me dijo: «Si quieres trabajar, no vengas». Fíjate qué mentalidad tan avanzada para esos tiempos, cuando en España lo que impera es el presentismo laboral. Cuanto más tiempo estás, más trabajador eres.

Si te vas a tu hora parece que te escaqueas, sin embargo él me dijo: «Si quieres trabajar, no vengas”. Y era muy listo al decir eso, porque para preparar bien una hora de clase necesito tres horas de estudio, cuanto más me prepare mejor. Y para estudiar bien tú no necesitas estar en un despacho.

Además yo compartía el despacho con otros tres profesores, y mesa con otra profesora, que fue la que entró conmigo. La primera que llegaba cogía el mejor sitio de la mesa, si no te tenías que sentar un lateral.

Te voy a contar otra cosa de mi jefe. Como te he dicho a veces voy a visitarlo, y durante este tiempo que ya va un poco más avanzado, he aprendido que se pierde antes la cabeza que el corazón. Cada vez que voy le da mucha alegría verme, pero el otro día me dijo una cosa que me llamó la atención: «Qué casualidad que te haya encontrado». Y en un momento de la conversación me dijo: «Sé que puedo confiar en ti, aunque no sé exactamente por qué”. Y sin embargo no se acuerda ni de la edad que tiene.

Gracias a él he podido estudiar mucho en mi casa, he trabajado mucho, a eso añádele que los profesores van eligiendo el horario por antigüedad y categoría, con lo cual, yo he dado muchas clases los viernes por la tarde de 6 a 9 que no las quería nadie. Eso significa que por las mañanas podía estar en mi casa, podía hacer otras cosas.

He aprovechado el tiempo en este sentido. Un niño pequeño no sabe si estás con él a las nueve de la mañana o a las nueve de la noche, a las tres de la tarde o a otra hora. Otra cosa es cuando ya tienen ellos su horario escolar, que te tienes que adaptar. Al menos lo que yo he procurado siempre es estar en casa cuando estaban ellos, en la medida de mis posibilidades. Debería ser así para poder educarlos, ¿no? Como decía Einstein: «El ejemplo no es la mejor forma de enseñar, es la única”.

Yo también creo que lo de tiempo de calidad y todo eso es un escudo que nos hemos inventado…

…Un poco para justificar que no podíamos hacer otra cosa, Ten presente que nosotros tenemos inteligencia y voluntad, y la inteligencia se equivoca menos, está menos dañada que la voluntad. La inteligencia nos suele decir lo que está bien y lo que está mal con un margen de error muy pequeño, pero luego la voluntad se distorsiona. Fumar está mal pero lo hacemos por lo que sea, o sabemos que comer esta cosa me sienta mal, pero soy tan débil que me encanta y termino comiéndomela.

Pero es que cuando tú te ves que quieres estar en tu casa y no puedes, que quieres atender esto o lo otro y que te tienes que ir, y te encuentras con tu niño llorando en la puerta: «Mamá, por favor no te vayas”… Más lo de tener que dejarlo en manos de una persona extraña… Es que eso es durísimo. Por eso te decía antes que he llorado, claro que he llorado, porque ahora se ve el resultado muy bonito, pero hasta llegar a conseguir las cosas se sufre mucho.

Me acuerdo un día que estaba yo estudiando con la puerta cerrada, y mi hija, que tendría unos tres años, estaba en la puerta y lloraba: «Mamá, sé que estás ahí sal, mamá”. Me puse a llorar, no podía, no tenía consuelo y entonces pensé: Esto una tontería. O cierro la tesis y me voy con ella, o al contrario, pero lo que no puedo es estar aquí sin ella y llorando. Es decir, si estoy sin ella es para trabajar, pero si no puedo trabajar por llorar, cierro, me salgo y estoy con ella. O sea que es una lucha que tenemos las madres en la cabeza siempre.

Porque además lo de estudiar la tesis lo hacía por tener este trabajo, que además me permitiese en un momento dado tener una estabilidad y estar con ellos.

A los que nos dedicamos a la vida académica la tesis doctoral no sólo nos reporta un conocimiento, sino que es una necesidad. La tesis doctoral es un trabajo de investigación que acredita que tienes capacidad de investigar, de ordenar ideas, de sintetizar, en fin, de un montón de cosas que son necesarias.

Y aprobaste, claro.

Sí, ya me quedé con esa plaza y mi trabajo seguía.

¿En qué momento llegas al tema de la orientación familiar? 

Lo de la orientación familiar viene porque en el colegio de mi hijo organizaron unos cursos de orientación familiar, entonces una amiga mía me invitó. Me pareció tan interesante cómo los planteaban, y cómo los trabajaban que me abrió la mente y me dio una nueva dimensión. Para mi la familia y el trabajo son los dos pilares que sustentan mi vida. Entonces pensé que nos enseñan y nos preparan en la vida para casi todo, pero no para ser padres y esto tiene que tener unas técnicas, y tiene que tener unas herramientas y una forma de funcionar que también sean profesionales.

Empecé a participar de los cursos y a partir de ahí comencé a estudiar y a interesarme. Me ofrecieron, cuando tenía un nivel de formación suficiente,  participar en el curso y ahí ya fue cuando empecé a adentrarme en este mundo. Oyendo a la gente te das cuenta de lo mal que lo pasa con estos temas, porque quieren hacer las cosas bien; pero no saben.

Hay madres que te dicen “es que este niño me puede”. Y luego ves que al niño se le antoja un capricho, monta la pataleta y la madre se lo compra para que se calle, eso no puede ser. Una vez leí en una revista que: «Los problemas de la adolescencia se solucionan cuando tu hijo tiene dos años». Efectivamente así, desde pequeño.

Hay personas, por ejemplo, que sufren cuando ven a su hijo adolescente que se pone los cascos, que se encierra en su habitación, que se aísla un poco…¿Por qué sufren? Porque no comprenden que eso es parte de la adolescencia. El problema no es de los niños, los niños están actuando correctamente, conforme a lo que necesitan, que es aislarse porque buscan su espacio interior para poder crecer, conocerse a sí mismos y así enfrentarse al mundo de manera diferente y madura a como lo han estado haciendo hasta ahora. El problema es que los padres no entienden que eso deba de ser así. Bueno, pues con una ayuda de profesionales se van entendiendo estas cosas, y se van llevando muchísimo mejor.

Hay personas que están deseando que se les den un poco de luz para poder avanzar mejor en su camino. Es verdad que hay personas que conocen la orientación familiar a tiempo y hay otras personas que llegan un poco tarde, pero siempre hay cosas que aprender. Yo sigo aprendiendo cada día.

 

¿Qué predisposición hay cuando se organizan este tipo de cursos en los centros educativos por parte de los padres?

Nosotros somos una asociación independiente y acudimos a donde se nos pide que lo vayamos a hacer, no solo a colegios. Por ejemplo, se ha organizado uno en una cofradía al que han llamado «Proyecto Personal”. En ese caso estaba dirigido a gente joven para ayudarle un poco también a su vida personal, profesional; es decir, que no siempre todos tenemos vocación al matrimonio o a la familia. Hay personas que no necesitan o que no quieren estar casados por las razones que sean, pero también tienen un proyecto personal de vida y tienen que aprender  a vivir con coherencia, a tener que respetar su espacio pero también a convivir con los demás. Tienen otros problemas.

Quizás en una familia no tienes que explicar lo que es compartir, porque ya cuando tienes tres niños y un sólo mando, pues sois cinco luchando por el mando de la televisión. Y hay que ceder permanentemente, entonces tú aprendes virtudes y valores sin que nadie te las explique. Si estás en un triciclo, tienes 2 años y viene tu hermano mayor, de 5, pues, inmediatamente te bajas del triciclo porque sabes que manda él.

¿De dónde te viene ese afán por querer ayudar a los demás a ser mejor persona?

No sé, pero es verdad que es una necesidad que tengo dentro. Para mí, la persona es lo que más vale. Entonces, si la persona es lo que más vale y estamos hechos para ser felices, tenemos que ayudar a las personas a buscar la felicidad.

Ten presente que estamos en una época de la historia en la que se han conseguido niveles de bienestar máximos y niveles de felicidad mínimos. La gente no es feliz, a pesar de tener todas las comodidades, a pesar de tener todos los adelantos tecnológicos, a pesar de tener el último modelo de coche. Entonces, te das cuenta de que para llegar a la felicidad hacen falta otras muchas cosas, que están al alcance de cada uno, porque la felicidad, no es un objetivo a conseguir, es una consecuencia de tu hacer. Uno es feliz, cuando actúa bien, si actúas bien, te sientes bien, y consecuentemente eres más feliz.

Creo que todo el mundo merecemos que alguna vez se nos despierte un poco ese interés. En la vida de cada persona, hay dos días que son los más importantes; el día que naces, y el día que descubres para qué. Cuando uno no sabe para qué ha nacido va por la vida dando tumbos, deambulando de un sitio a otro, pero cuándo uno entiende para qué ha nacido, y el “para qué” es para hacer feliz la vida a los demás, no se puede tener otra aspiración mayor.

Estas convencida de que eso es así, y te sale de manera natural. A mí no se me ocurre ir llamando a la puerta, ¿oye eres feliz? Yo no tengo el secreto de la felicidad, simplemente estoy convencida y es de lo que rebosa el corazón, pues de eso se desprenden palabras y actos.

Además luego la vida te devuelve, no el 100%  sino el 1000% . La vida te devuelve mucho más, todas las pequeñas cosas que tú hagas por los demás, no lo haces por eso, pero la vida se encarga de devolvértelo multiplicado por mucho.

¿Qué te hace a ti feliz Ángela?

A mí ver felices a los míos.

 

Sí, pero te has planteado alguna vez ¿qué te hace feliz a ti además de eso? 

Bueno, me hace feliz eso. Quizás la pregunta es: ¿Qué es lo que te a ti te gusta, no? Quiero decir, una cosa es lo que nos gusta. A mí me hace feliz casi todo, aunque hay cosas que me hacen sufrir mucho lógicamente. Me hace feliz ver a mi familia un lunes cualquiera todos alrededor de la mesa, que podemos estar juntos, que nos llevamos bien, que mis hijos se llevan bien, que se quieren…Fíjate, que ahora tengo a tres de mis hijos fuera, cada uno en un sitio del mundo. Y ellos están en contacto entre ellos, quizás más que conmigo. Para mí es una alegría. Yo soy muy gallina, de tenerlos a todos alrededor. Yo creía que iba a sufrir muchísimo este año que se han ido los dos mayores a la vez, porque antes cerraba la puerta y los tenía todos, los metía en el coche e iba con todos y creía que eso era lo máximo. Y ahora me he dado cuenta que no, que lo máximo es que durante esa época, le vayas dando criterio, fortaleza, argumento, formación, para que cuando llegue el momento sepan volar y vuelvan luego ellos solos a la casa, no los podemos tener atados, hay que darles esa libertad.

Un amor sin libertad no es amor, es una atadura, una esclavitud, lo estamos viendo en mucha gente.

Una persona con una visión de la vida desde la bondad como es la tuya, ¿no sufre muchísimo con lo que ve ahora mismo la sociedad?

Claro que sufro muchísimo. A ver, como te lo explico… es un sufrimiento lleno de esperanza, con lo cual se alivia mucho.

Yo soy una católica convencida y muchas veces me dice la gente: «Claro, es que tú como tienes fe”… A mí las cosas me duelen igual que a todo el mundo, lo que pasa es que tengo una esperanza que a lo mejor esa persona no tiene y esa es la diferencia.

Hay un momento en la vida en que se ha sufrido mucho. Pero claro, siempre con la confianza puesta en Dios.

La vida es maravillosa, lo que pasa es que, igual que es maravillosa, a todos nos cuesta trabajo la vida en el día a día. Es como cuando ves a una persona que ha sacado una oposición estupenda. Y tú dices: «¡Que suerte, es que es inspector de hacienda!”. ¿Qué suerte? Eso lleva un camino de entrega, de sacrificio, de lucha, de negaciones, para elegir algo siempre hay que estar renunciando a otras muchas cosas.

Ángela, cuando yo veo a personas que dan charlas de crecimiento personal o de motivación, siempre me pregunto cómo serán ellos en su vida personal, familiar…  Me pregunto si realmente aplicarán toda esa teoría que son capaces de exponer. ¿Te ha servido tu experiencia en la familia para impartir los cursos de orientación?

Muchísimo y en las dos direcciones. Mira, el mismo ejemplo que te he puesto antes de mi hijo adolescente. Yo sabia técnicamente que un niño adolescente necesita su silencio, su espacio, si yo esto no lo hubiera sabido, hubiera pensado ¿qué le pasará a mi hijo?, ¿con quien estará?, lo voy a llevar a un psicólogo. Cuando en realidad forma parte del proceso, al igual que cuando le empiezan a salir espinillas. Cuando le salen espinillas nadie dice: “Ay ¿que enfermedad tendrá?” Forma parte del desarrollo personal. En el día a día es todo tan sencillo y lo hacemos tan complicado a la vez … No merece la pena.

Hay cosas que son realmente importantes y otras cosas que dan igual; y la importancia se la damos nosotros. Hacemos a veces unos dramas… “Es que el niño ha perdido la mochila del cole cien veces…» ¿Y qué mas da una mochila? Así no la vas a encontrar. “A ver, has perdido la mochila. Ahora te vas a quedar sin jugar al tenis o al fútbol el viernes, era el partido del que tenías más ganas, pero como no tienes mochila…» Lo que no puedes hacer es montar un numerito, desquiciarte a ti, desquiciar a tu marido, e ir a comprarle una mochila y unos tenis al niño, porque entonces volverá a perderla a la siguiente oportunidad que tenga.

Tengo una amiga que siempre dice que cuando fue madre entendió porque su madre gritaba. ¿Le has metido alguna vez algún grito a un hijo tuyo que se estuviera portando mal?

Claro. Me dijo mi hijo el otro día: “¿Mamá te acuerdas el día que haciendo los deberes clavaste el bolígrafo en la libreta?”

Lo que he aprendido es a comprender a los demás y a no darle tanta importancia a algunas cosas. Te puedes obsesionar con que tu casa esté de revista, pero si tienes hijos es verdad que puede aparecer un tenedor debajo de un cojín del sofá. Es que las casas están para vivirlas. Ni excesivamente limpias, ni excesivamente sucias que dejen de ser higiénicas. Es decir, un sofá tiene que estar vivido, una salita tiene que estar vivida, una cocina tiene que tener ambiente, no puede ser de escaparate.

 

¿Qué edades tienen tus hijos?

21, 19, 17 y 13.

¿Son niños buenos? 

Imagínate, he tenido tres adolescentes a la vez. Son buenos, pero les gusta salir de noche, seguro que se toman su copita cuando salen, vamos lo normal de su edad. Pues a algunos les cuestan más los estudios, a otros les cuestan menos, cada uno con sus dificultades, unos con sus amores, otros con sus desamores… Cada niño necesita un libro de instrucciones distinto.

Te voy a contar una anécdota. Mi segundo hijo es nobleza cien por cien. Metió la pata en el colegio, le castigaron y entonces le dije: “Hijo, sabes que esto que has hecho me ha hecho daño. Eso no se hace, no lo esperaba de ti”. Le salieron dos lagrimones, y entonces pensé: «Esto funciona ¿cómo no se me ocurrió a mí esto antes?» Al poco tiempo el tercero hizo otra trastada, me llamaron del colegio. Y pensé, pues voy a usar la misma técnica y le dije exactamente lo mismo que le había dicho a su hermano. Y me dice: «Ay, mamá, calla, calla que me parto, cállate que me parto». Cada hijo es diferente. Educar conlleva muchas dificultades, Ana.

¿Has conseguido transmitirles tus valores?

Es muy difícil, eso hasta el final de los tiempos no se sabrá. Ellos me ven a mí muy feliz, y a veces, incluso me lo echan en cara: «Es que claro, como a ti te encanta todo, como a ti te gusta todo lo que haces, pues claro, es que no nos entiendes”.

Entonces ellos piensan que para mí todo es fácil porque todo me encanta. Y a veces creo que eso no es bueno tampoco, no lo sé.

El único miedo que siempre he tenido desde pequeña era perder a mi madre. De hecho lo que más pena y dolor me da es ver niños huérfanos, no sé por qué. Mi padre también es una persona súper influyente, me ha transmitido valores maravillosos de trabajo, de honradez, de todo… Pero no sé, la figura de la madre, para mí es crucial.

Ángela, tú lo pasaste muy mal cuando nació tu cuarto hijo. Me gustaría que me lo contases. 

Cuando parecía que ya nos habíamos estabilizado un poco en la vida, que todo ya se iba normalizando, nació Javier. El embarazo fue fenomenal, los hermanos tenían una ilusión tremenda, pero al nacer tuvo una hipóxia, le faltó oxígeno en el parto. 

Nació en Galvez y tuvimos que trasladarlo al Materno. Mi hijo estaba cogido con alfileres. Los médicos nos dijeron que no nos podían decir nada, que había que esperar. El niño estaba bastante grave.

¿Pero con riesgo de muerte?

Hipotónico. Primero con riesgo de muerte durante los primeros días y luego ya sin saber la secuelas con las que iba a quedar. Decían que iba a vivir pero que no sabían en qué condiciones. Entonces ya pasamos a neurología y nos dijeron que era hipotónico ¿Sabes lo que es hipotónico? Como el hijo de Bertín Osborne, que no tiene tono muscular. Aquello fue lo más duro, es que se te viene todo encima, es una sensación de decir: «Que se pare el mundo porque ya nada importa». Sientes que en la vida la importancia se la damos nosotros a las cosas.

¿Cómo vivieron esto tus hijos?

Mis otros hijos estaban súper ilusionados con su hermano y yo volví a mi casa con los brazos vacíos.

Intentaba llorar siempre en el hospital, para que mis hijos no me vieran llorar demasiado.

Aprovecho para dejar constancia por enésima vez, la gratitud que tenemos al materno, a los profesionales. Te podría contar historias maravillosas y preciosas, de cómo tratan a los niños allí, a las familias, es todo espectacular.

Al cabo de casi un mes, el doctor Lucena le hizo una revisión y me dijo: «Mira, tu hijo es completamente normal, te vas a ir a tu casa ahora mismo”. De todas formas no le dieron totalmente el alta hasta los 3 años que comprobaron que el desarrollo era normal.

Mira Ana, el sufrimiento va siempre acompañado de la alegría porque él dio sus primeros pasos el día de mi cumpleaños, pero hasta entonces no sabíamos si iba a andar. (Se le vuelven a llenar los ojos de lágrimas)

El fisioterapeuta le dio el alta el día de la Inmaculada. Para mi la Virgen, es un personaje bastante importante en mi vida. Cuando los niños son recién nacidos necesitan mucho calor porque han estado dentro de su madre. Nosotros a mi hijo cuando estaba en el hospital no podíamos ni tocarlo. Y a lo mejor esto es muy cursi y no lo deberías ni poner, pero yo le decía: “Ay, Virgencita, tú eres su madre, si yo no lo puedo acariciar, acarícialo tú, pero que a él no le falte ese calor ahora”.

Por eso te digo que esa esperanza, esa fe… Yo sentía igual de dolor que el resto de las madres, pero yo tenía un consuelo que a lo mejor otra persona no lo hubiera tenido.

¿Es difícil vivir en esta sociedad con unos valores tan cristianos?

No, yo no creo sea difícil. A mí nadie me falta respeto, sinceramente. A lo mejor cuando te veían embarazada, una y otra vez seguida, la gente es impertinente alguna vez en sus comentarios,  y también otras veces la ignorancia es muy atrevida. 

Pero al final no importa este estilo de vida o este otro, lo que importa es que tú seas coherente. No hay un camino ideal, no lo hay. Es lo que te he dicho antes, ¿para qué he nacido yo? Pues para esto. Tenía muy claro que yo quería tener una familia. Hay otras amigas mías que son solteras y están felices. Yo  me hubiese sentido a lo mejor frustrada si me hubiese quedado soltera, porque no hubiera llenado mi vida como yo quería llenarla, con mi marido y mis hijos.

También para eso lo que es muy importante la elección de la persona correcta para que te acompañe en el camino, que no siempre es fácil. 

Sí, eso es fundamental. Mi marido es una persona que siempre ha sabido respetarme, siempre. Ha trabajado muchísimo con lo cual apoyo material he tenido muy poco porque su trabajo le demandaba una barbaridad. Pero siempre me ha apoyado. Me sigue diciendo, que no sé cuándo ocurrirá: «Reina, tú vas a triunfar”. Tendré 120 años, y él me lo seguirá diciendo. (Se ríe)

 

¿Cómo surge el Foro Mujer y Sociedad?

Surge porque conocí a una empresaria de Almeria, justo hace dos veranos. Me dijo que ella había contactado con la profesora Nuria Chinchilla del IESE y que le había propuesto crear un Foro allí como el que ella hace. Y me propuso hacerlo en Málaga. Me pareció una idea fantástica pero dije yo no me hacía cargo de eso y lo dejé. Pero ella me insistía. Fue muy lista y me invitó como ponente a una sesión de las que ella organizaba. Y digo que fue muy lista, porque cuando yo llegué allí y vi aquello, pensé – ay, que nadie se lo tome esto a mal lo que voy a decir-: » Si en Almería esto es así, en Málaga puede ser impresionante con el nivel de profesionales que hay”. Es que estamos en una ciudad con un crecimiento exponencial. Entonces empecé a pensar en gente que podría ayudarme a sacarlo. Inmediatamente contacté con Nuria Chinchilla o ella contactó conmigo, no lo recuerdo. La conocía a nivel profesional, por tema empresa, pero no la conocía personalmente. Me explicó el proyecto, lo vi rapidísimo, porque las cosas de la vida hay que verlas y pensé: «Lo hacemos”.  Y el 28 de enero del año 2016 tuvimos la primera sesión; y hasta ahora la verdad que creo que está teniendo buena acogida, siempre con el apoyo de Nuria, nuestra mentora, aunque ya volamos un poco solas.

Lo tenéis limitado a unas 80 mujeres, ¿Por qué?

Como lo hacemos en el hotel Molina Lario, es la capacidad que tiene. Ese número es el idóneo porque es lo suficientemente pequeño como para que sigamos manteniendo el ambiente de calor y familiar que a nosotros nos gusta tener, y lo suficientemente grande como para que siempre se puedan ir incorporando nuevas personas, porque estamos abiertos a la sociedad.

¿Alguna vez has hecho locuras?

Seguro, ya no me acuerdo, hará tanto tiempo.

¿Alguna vez has sido desobediente?

Claro, a veces he tomado decisiones que a mi madre le han hecho sufrir mucho.

¿Cómo es ser profesora de la universidad?

Eso es una maravilla, la verdad que es un trabajo precioso porque estás siempre con gente joven. La gente joven está llena de vida, eso tiene sus riesgos también, claro que es difícil de manejarlos a todos juntos, pero te da una alegría y una satisfacción tremendas. Yo no creo que la juventud este así como tan peligrosa, al menos los que llegan a la universidad, poniéndoles cariño, ilusión y sabiendo la responsabilidad que se tiene al estar con ellos porque en parte están en nuestras manos… Tenemos que darle la formación técnica y profesional que la sociedad luego les va a demandar. Hay que estar a la altura.

¿Está preparada la universidad y estamos preparados los padres para enfrentarnos a los niños que vienen ahora? Niños que están acostumbrados a la inmediatez, niños que están acostumbrados a no analizar…

Eso es lo peor. No, no estamos preparados; pero el problema no es que la universidad no esté preparada, el problema es que ellos no están preparados para su paso por la universidad y después para la vida real. La universidad les está dando oportunidades permanentemente, si no esta convocatoria va a septiembre, sino luego repite, puedes matricularte otra vez tantas veces como quieras; la vida real te dan una oportunidad y si no la sabes aprovechar estás fuera.

Es verdad que ellos no tienen mentalidad universal, la Universidad es universal como su propio nombre indica. Ellos quieren el resultado y lo quieren ya. Alguna vez estamos haciendo un problema, un ejercicio, le intenta explicar el razonamiento: y lo único que les preocupa es cuánto da. Es un “no me metas el rollo que yo lo que quiero es terminar”. Bueno, algunas materias se prestan más al dato, las científicas, las tecnológicas y otras materias en el mundo de la empresa necesitan contextualizarlas en lo que es la organización empresarial, porque no todas las decisiones se toman de la misma manera, no todas las respuestas son cerradas y hay que saber un poco el procedimiento. El alumno debe comprender que no va a la universidad a llenarse la mente de conceptos; y hoy en día a un clic tenemos todo en el ordenador.

-¿Cómo se hace un asiento contable?

-El asiento contable aprendéis a hacerlo en un curso de Contaplus de tres meses y por 30 euros. Lo que tu tienes es que aportar un valor añadido a ese asiento contable, saber por qué lo haces, cuándo lo haces, por qué lo debes de hacer, por qué importa, y eso es lo que yo quiero enseñarte: la causa. Y eso es lo que se viene a aprender a la universidad. No es «cuánto da esto». Si ya lo sabemos, si esto ya lo hace el ordenador. Es más, no te deja equivocarte.

Tenemos que enriquecer el intelecto, y eso es lo que a ellos sí les cuesta más trabajo. Ellos quieren la inmediatez, la respuesta. Si tú dices que una cosa no entra en examen, olvídate, no quieren aprender, quieren aprobar.

 

Los profesores de la educación pública andaluza se quejan mucho ahora mismo de que parece que la administración está más preocupada en la burocracia que en la formación que se da. ¿Os pasa a vosotros en la Universidad?

Sí, nos pasa bastante. A ver, nosotros en la Universidad tenemos tres áreas de trabajo, que son: Investigación, docencia y gestión. La Gestión sería la que se ocupa de estos temas burocráticos que tú me dices. Es inconcebible que incluso, muchas veces dentro de la propia Universidad, tengo cinco o seis modelos de currículum diferentes.

Lo que tenemos que hacer los profesores es estudiar más, investigar más y poder trasladar al alumno esos conocimientos, ese criterio. A veces les digo: “Vosotros no estáis aquí para creeros lo que os diga el profesor, tenéis que aprender a haceros un criterio y tomar decisiones por vosotros mismos, no te puedes creer lo que yo te diga”. Me miran con cara de espanto, como diciendo «¿Pero esta de dónde se ha caído?» Luego cuando se van y empiezan a trabajar me siguen preguntando dudas. Me hace mucha ilusión, tengo muy buena relación con ellos.

¿Nunca has tenido la vena de ser empresaria?

No, jamás. De hecho mis padres tuvieron durante una época, un negocio y llegó un momento en la vida en que nos plantearon a mi hermana y a mí, el continuar con él. Dijimos rotundamente no. Todos tenemos talentos, pero cada uno tiene que saber cuál es el suyo, y no todos servimos para todo.

Ángela, ahora llega la súper pregunta: ¿Cómo nos ves a la mujeres ahora?

Esa pregunta es muy difícil Ana, es que no sé sinceramente qué decirte, porque hay de todo. Hay gente que está muy perdida, y hay gente que está totalmente situada, y la misma persona también por el paso de los tiempos, a veces está perdida pero cuando llega su momento de madurez, está genial, y sigue siendo la misma.

Es un momento muy complicado por el tema profesional. A ver es que tenemos una situación en ese sentido muy difícil. Lo que pasa es que mi opinión no es políticamente correcta. Creo que el hecho de que la mujer haya salido tanto de su casa, que el hombre no haya entrado, que se haya quedado un hueco enorme en la familia, y que hayamos priorizado lo de fuera antes que lo de dentro, ha hecho un enorme daño en la sociedad, y las consecuencias se están viendo y se van a seguir viendo durante muchos años si esto no aprendemos a gestionarlo bien. 

A ver, todas tenemos derecho, incluso deber, de contribuir a la sociedad a través de nuestro trabajo profesional porque hemos sido formadas y preparadas, intelectualmente podemos hacerlo muy bien y la sociedad necesita que la mujer esté en puestos importantes. Pero el problema es que la mujer ha salido de la familia y ha dejado un hueco enorme. Así es como yo lo veo.

Los daños colaterales que esto está teniendo por no gestionarlo bien por parte de la propia persona, la empresa y el gobierno, es que estamos pagando unas consecuencias tremendas. Ten presente que las empresas no tienen ayuda de ningún tipo para facilitarles a algunas mujeres que puedan tener un trabajo más flexible. La mentalidad está desfasada, tenemos que estar en el trabajo, estés o no estés, pero que te vean. Es muy difícil que tú encuentres unos superiores que se den cuenta de eso. Cuando los líderes empresariales descubran la ventaja que tiene darle a los profesionales libertad horaria y la dirección por objetivos, verán que es una maravilla.

Me gusta mucho invitar a empresarios a las clases y te das cuenta las personas que facilitan, y las historias que les cuentan. Si tú a un trabajador le dices que se vaya a la función de Navidad de su hijo lo fidelizas. La función de Navidad de un niño de 3 años dura 15 minutos, entre que va y viene va faltar del trabajo dos horas. Pero si tú a esa persona le tienes que pedir algo un sábado por la tarde, o que un día se quede más tiempo porque realmente hace falta, va a estar. Pero hay que tener la suficiente inteligencia emocional…

No es sólo por valores éticos de respetar la función de padre o lo que sea, sino también, un poco de luces, porque todos estos valores desembocan en la excelencia profesional, y por supuesto en el resultado empresarial. Somos extremadamente impacientes y queremos ganar hoy lo máximo y caiga quien caiga. Pues no, espérese porque puede ganar lo mismo, pero haciéndolo bien, además.

De hecho, has organizado un taller de ética empresarial en la universidad… 

Porque veo la necesidad que hay de transmitir valores positivos a los profesionales. Los alumnos nuestros pasan por la Universidad y no les dan ninguna formación, o muy escasa, en responsabilidad social y ninguna en valores profesionales, sin embargo, luego la sociedad se los demanda. Les demanda valores como la honestidad, la lealtad, la transparencia, la prudencia, que, para mí, es el valor más importante, la prudencia. Cuando mis alumnos me preguntan: «¿Qué es la prudencia?» La prudencia es primero pensar, después actuar. Porque si pensamos en las consecuencias que tiene nuestro actuar, entonces las cosas serían bastante diferentes. Soy miembro de la Cátedra de Ética Empresarial en ICADE, voy una vez al mes y este tema está mucho más avanzado. Aprendo muchísimo porque son personas riquísimas en humanidades. Entonces, pensé: «¿Por qué no voy a trasladarle a mis alumnos todo esto?». Ellos mismos se van despertando la inquietud. Como no hay asignatura en la facultad, pues solicité organizar un taller.  No te puedes imaginar, qué exitazo. Los alumnos están encantados. Sólo había veinte plazas. Al final, admití a veintitrés porque sabía que no todos irían todos los días, no cabíamos. Ha sido una experiencia fantástica. He invitado a cinco personas de fuera. Le han hablado de liderazgo ético. Le han hablado de una empresa del sector sanitario también muy relevante. Han sido clases extraordinarias impartidas por grandes profesionales. Los alumnos se dan cuenta de que no hay una respuesta cerrada. Esto no es una ciencia exacta, y hay decisiones que son muy difíciles de tomar, pero al final ellos han aprendido una cosa, y es que cuando en la organizaciones se toman decisiones hay que dar una primacía a la persona, porque cada decisión que se toma en la empresa afecta a una persona y/o a una familia, o más. Entonces es muy importante que ellos salgan de la maximización del beneficio como objetivo prioritario. La maximización del beneficio y la rentabilidad es la consecuencia de un trabajo hecho con excelencia, con valores, con honestidad, y todo esto.

La admiro profundamente por muchos motivos. Me siento una privilegiada de tenerla cerca. Tengo el fiel convencimiento de que si hubiese más personas como Ángela el mundo sería un lugar mejor.

Ángela Callejón

Catedrática de la UMA y Orientadora Familiar en Asoc. Albatros

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Transcripción de audio a texto realizada por Atexto.com

Ver comentarios (5)
  • Una entrevista humana, profunda y con una gran carga emocional, como lo es Angela o Angi, como le llamamos. Angi y no entro a valorar su faceta profesional, es un ser adorable, buena persona, generosa, preocupada y ocupada por quien le rodea y que con unas profundas creencias religiosas hace de su vida un regalo para los que la conocemos y tratamos. Enhorabuena por la iniciativa de hacer esta entrevista cargada con tintes humanos y espirituales muy adecuados a los tiempos que corren, donde lo único que interesa es lo que ganas, lo que tienes, a lo que te dedicas y un sinfin de intereses materiales que nos alejan del alma de la persona, que es lo que nos ha mostrado Angi en su entrevista.

  • Ha sido mi artículo para comenzar la mañana. Me levanto y siempre abro alguna red y leo algo que me aporte. Sólo decir que era una entrevista donde te ibas a alargar…eso ya era de interés. Me identifico en una vivencia de su vida.. Estas entrevistas que ahondan vale para conocer y sacar lo mejor de ambas partes. Periodista y Entrevistado. Enhorabueba! Un saludo Elisa

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