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Cómo afrontar emocionalmente el presente y el futuro durante el confinamiento, por Juande Serrano

Cómo afrontar emocionalmente el presente y el futuro durante el confinamiento, por Juande Serrano

Cómo afrontar emocionalmente el presente y el futuro durante el confinamiento es algo que no preocupa y nos ocupa. Ahora, más que nunca, toca escuchar nuestras emociones, no reprimirlas ni bloquearlas de manera antinatural y desadaptativa. Ahora son ellas las que nos pueden infectar si no las gestionamos de manera adecuada o si las alimentamos tóxicamente.

Ahora no toca instalarse en la queja. Ahora no toca rumiar obsesivamente los pensamientos que no construyen, que tan solo nos derrotan y dan espacio a actitudes diabólicas que nos disgregan el cuerpo y la mente, que afectan exponencialmente a nuestra salud física, psíquica y espiritual.

 

Ahora no es el momento de preocuparte tanto por lo que no puedes hacer, por lo que vendrá en un futuro. Ahora es el momento de focalizar toda tu atención y energía en ocuparte por lo que sí puedes hacer. Ahora toca disciplina, responsabilidad y confianza. Ahora toca comprensión, solidaridad y flexibilidad.

«Ahora es el momento de focalizar toda tu atención y energía en ocuparte por lo que sí puedes hacer»

No estamos encerrados en casa, estamos colaborando por nuestra salud personal y social. Si te estas contando este confinamiento como un encierro, entonces te estas alimentando brutalmente tu miedo, tu desesperanza y tu malestar.

Ya que la salud no es solo la ausencia de enfermedad física, es la gestión adecuada de lo que pensamos, de lo que sentimos y de lo que hacemos.

Porque cuando el pensamiento y las emociones tóxicas toman las riendas de nuestra vida, la voluntad y la autodeterminación al quedar secuestradas por la toxicidad hacen que la persona no pueda ya decidir sobre su salud y su bienestar. Por eso, ahora más que nunca precisamos de mucha inteligencia emocional o de ser emocionalmente inteligentes para no enfermarnos en nuestra condición psicofísica y, por ende, existencial.

Ciertamente estamos todos inmersos en un contexto donde confluyen tres aspectos de la realidad que nos generan mucho estrés: estar ante una situación nueva y desconocida, percibir la amenaza real externa que genera miedo e incertidumbre y tener la sensación de pérdida de seguridad, control y frustración sobre la vida. Se añade a todo ello todas esas preocupaciones personales y sociales sobre los asuntos de la vida que se quedaron en stand-by.

Y todo ello genera una predisposición natural de estado de alarma en nuestra psicobiología que influye directamente en nuestro bienestar a través de tres sistemas interrelacionados: nuestro sistema nervioso con ansiedad, pánico, obsesión y depresión; nuestro sistema endocrino subiéndonos los niveles de cortisol y bajándonos las endorfinas (serotonina y dopamina) responsables de la satisfacción, relajación y bienestar; y nuestro sistema inmunológico que ante tanto estrés queda debilitado y se bajan así las defensas naturales del cuerpo.

 

«Podemos elegir lo que hacemos con lo que sentimos»

Todo esto es normal, no podemos evitar sentir lo que sentimos. Pero podemos elegir lo que hacemos con lo que sentimos; es decir, podemos proactivamente manejar nuestras emociones, pensamientos y conductas. Porque no es tan importante lo que nos está pasando, sino lo que hacemos con lo que nos está pasando. Y en eso sí que manda nuestra actitud, nuestra libertad para elegir la manera de ser y estar.

Hay personas que pueden enfermar por el simple hecho de pensar que pueden enfermar. El miedo extremo pierde su función prudencial y nos lleva a la paralización tan contagiosa como cualquier otro virus. No podemos permitir que nuestra psique a través del pensamiento, la emoción y la conducta nos hagan daño. Ya que las emociones tóxicas, las ideas, los pensamientos, las creencias limitantes y derrotistas junto a las conductas y comportamientos irracionales e ilógicos nos precipitan hacia un estado estresante intenso y extremo que afecta tanto a las defensas de nuestro cuerpo como al estado de ánimo de nuestra mente.

Por ello, ahora más que nunca es necesario nuestro esfuerzo psicológico. Debemos reducir el cortisol y subir la serotonina y dopamina como endorfinas que son para nuestra mente y cuerpo precursoras del estado de bienestar.

Nos tenemos que marcar el objetivo emocional de liberar y expresar las emociones para fortalecer todos nuestros sistemas psicobiológicos para que no se sobresaturen. Nos tenemos que marcar el objetivo mental de focalizar la atención en lo saludable, en ese conjunto de actividades gratificantes para sentirnos mejor y más proactivos para ocuparnos de la situación que nos acontece y no reducir nuestras estrategias a ser meramente reactivos con lo que nos está pasando.

Cierto es que cada “maestrillo tiene su librillo”, pero aquí recomendamos un conjunto de actividades o situaciones que podemos llevar a cabo para gestionar y manejar lo que nos está pasando con inteligencia emocional que nos permita responder con resistencia en nuestro presente y resiliencia para nuestro futuro. Nuestras recomendaciones son:

  • Mantener y cuidar los vínculos afectivos. El apoyo de los que queremos y nos quieren se hace necesario incentivarlo para ese abrazo virtual que todos precisamos en estos días.
                   
  • Ejercicio moderado. La actividad física diaria es una de las mejores medicinas naturales con la que contamos para la salud mental y corporal.
                   
  • Contacto con la naturaleza. La conexión con la naturaleza que aunque ahora la tenemos limitada tenemos que ofrecérsela a nuestra psique. Y una manera que también es efectiva es a través de la imaginación, la visualización y la recreación. Abusando así del hecho de que nuestro cerebro no distingue lo real de lo imaginario para responder neurológicamente en crear estados en nuestra mente de sugestión y en nuestro cuerpo de relajación y bienestar (endorfinas en la mente).

 

  • La flexibilidad mental. Por fin nos damos cuenta que las ideologías también nos matan, que la rigidez y tener la razón no nos da la felicidad. Descubrir que la felicidad reside en ser flexibles con nosotros mismos, con los demás y con la vida.
                   
  • La música, el arte, la poesía. Medicinas para el alma, ya que tanto las canciones preferidas como los poemas nos evocan siempre a subidones de nuestras emociones, lo cual las hace ventilar y dar espacios para cantarlas, danzarlas y expresarlas. Dejar que de forma libre y a través de la expresión corporal se ventile la emoción contenida, ya sea la tristeza, la ira, el miedo o la alegría.
                   
  • Escribir, narrar, hablar. A través del lenguaje escrito y simbólico es otra de las maneras con las que contamos para reordenar pensamientos y emociones que nos suceden estos días. Y encima contamos con las Redes Sociales como escenario para compartir lo que nunca debemos de perder.
  • Actividades lúdicas. El juego como expresión de nuestros sueños, nuestras proyecciones y nuestras pasiones que siempre nos permite seguir aprendiendo de una manera divertida.
                   
  • Mindfulness cotidiano. La atención plena en cualquiera de sus formas que nos llevé a tomar conciencia de lo que estamos haciendo en ese momento nos ayudarás a ocuparnos y no preocuparnos.
                   
  • El sentido del humor. Siempre, pero sobre todo ahora, hay que tomarse la risa muy en serio. Las sonrisas que tantas endorfinas nos regalan para una vida alegre a pesar de todas las adversidades.
                   

    «Hay que tomarse la risa muy en serio»

Todas estas actividades nos propenden a protegernos psicológicamente de está gran adversidad que todos estamos compartiendo y nos preparará de manera creativa y resiliente para el cambio venidero de nuestra manera de habitar este mundo.

Porque es ahora cuando nos damos cuenta de dos cuestiones esenciales para recuperar la humanidad pérdida: que todos somos vulnerables, lo cual no nos hace más débiles sino más fuertes para discernir lo esencial de lo circunstancial en la vida al ser conscientes de nuestra condición limitada; y la interdependencia que tan necesaria se hacía ya para paliar los estragos individualistas a los que la soberbia autosuficiencia nos estaba llevando.

img_4144 Juande Serrano

Psicoterapeuta Transpersonal experto en Parejas y duelo

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