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La Brigada Antiacoso, una herramienta para combatir el bullying en su propio terreno

La Brigada Antiacoso, una herramienta para combatir el bullying en su propio terreno

Muchas personas tienden a idealizar la infancia e incluso desearían volver a ella, pero también hay personas para las que no fue tan dulce como les gustaría recordar. No, no siempre cualquier tiempo pasado fue mejor y hay adultos que prefieren olvidar, aunque el dolor con el paso de los años siga en ellos. 

Muchos niños y adolescentes ocultan sus voces; algunas veces por vergüenza, otras veces por temor y otras, por las dos. Son víctimas de acoso escolar pero nadie se da cuenta, nadie lo sabe. Sufren día a día insultos, agresiones físicas y encima, se sienten culpables.

Este problema ha existido siempre. No es algo de ahora. Pero antes, había unos ciertos límites, unas fronteras que quedaban a la puerta del colegio o instituto. Ahora, esa violencia continúa en la red. Detrás, hay un verdugo cobarde que en la mayoría de los casos se esconde tras el anonimato y una pantalla. Esto hace que la víctima no se sienta segura ni en el salón de su propia casa. 

Según un estudio de la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE), afecta a uno de cada cuatro niños y niñas en edad escolar pero hasta ahora no se había dado una respuesta a nivel local. 

Para ayudar a estos menores, Marta González, presidenta de la Asociación ADA Lovelace, y Juanjo Casado, presidente de la Asociación Infania, han puesto en marcha el proyecto Brigada Antiacoso. Esta iniciativa ha decidido hablar el mismo idioma que hablan los niños y adolescentes de ahora, y, para ello, ha elegido internet como el medio para estar más cerca de ellos. 

 

De una forma muy sencilla y respetando el anonimato de los usuarios, éstos podrán contactar a través de un chat, contar lo que les pasa y recibir atención especializada. La Brigada Antiacoso está compuesta por un equipo integral de especialistas en el ámbito jurídico, tecnológico, psicológico y educativo. Se trata de una medida pionera en Málaga, que, tras Sevilla, es la provincia que mayor número de casos de bullying registra en Andalucía.

Para dar a conocer la Brigada Antiacoso, sus miembros harán una ruta por 20 colegios de la ciudad para concienciar a menores y docentes. Marta González nos explica los detalles de este importante proyecto social que puede ayudar a cambiar muchas vidas.

Marta, ¿cómo y por qué nace la Brigada Antiacoso? 

Hace ocho años decidí emprender una cruzada social para velar por la seguridad de menores y familias en la red. Durante todo ese tiempo he sido delegada en Andalucía de la fundación Alia2 y he tenido la posibilidad de conocer muy bien la situación a nivel nacional e internacional.

Posteriormente, -hace tres años-, constituimos la Asociación Ada Lovelace, que toma su nombre de una mujer que destacó por inventar un lenguaje de programación. La finalidad de la fundación, que trabaja a nivel local, era poner el foco de acción en la tecnología centrada en la alfabetización, en la eliminación de la brecha digital y en el avance tecnológico seguro para las familias en general, y la infancia y la mujer en particular. Todo eso lo hemos hecho, por supuesto, poniendo en valor palabras como seguridad, igualdad y educación, y sin perder de vista en ningún momento la brecha digital de la mujer, y la violencia de género digital.

Mi experiencia como monitora y formadora juvenil me ha ayudado muchísimo a saber cómo llegar a la juventud en las conferencias que he pronunciado. Como también he trabajado en el campo de la informática forense, ha llegado un momento en que, de alguna forma, mi pasión se ha convertido en mi profesión. Las experiencias que he vivido a nivel profesional me han planteado un objetivo y  una causa, y, tras muchos años de trabajo muy duro, de estudio y detección de necesidades, surge la Brigada Antiacoso.

 

¿En el tiempo que lleváis funcionando, cuál es la realidad con la que os habéis encontrado?

La realidad es que el acoso escolar ha existido siempre, pero ahora los adultos se han encontrado con un medio nuevo: internet. Para los niños, sin embargo, es un medio nativo y constituye gran parte de su realidad social. El problema es que plantea una contradicción, porque en una era en la que la comunicación está más avanzada que nunca, los niños se sienten solos ante situaciones que nos son ajenas a los adultos. Ante una situación problemática, el menor tiende a aislarse y no sabe encontrar la solución. Los adultos andamos siempre ocupados y no tenemos tiempo para escuchar.

Además, no somos referentes para ellos, porque ellos piensan que no entendemos el mundo tecnológico. Y no les falta razón. De hecho, así lo manifestamos tanto en nuestras conversaciones del día a día como en nuestra forma de interactuar en las redes. Y ellos son conscientes. Por ejemplo, a los adultos nos gustan menos las redes sociales, o tendemos a castigar a nuestros hijos/as sin móvil si hacen algo mal.

Me he encontrado con niños y niñas viviendo situaciones complicadas que no sabían a dónde acudir; o lo que es peor, no sabían discernir si lo que les había pasado era bueno o malo, grave o no. A veces, ese tipo de situaciones derivan en una frustración tal que puede acabar en algo tan grave como las autolesiones. Ellos buscan respuestas y una guía, pero necesitan que quienes les atiendan entiendan su idioma, necesitan un entorno familiar.

Ha habido un crecimiento del acoso escolar en los últimos años y parece que los niños además se han vuelto más crueles, más violentos. ¿Se conoce cuáles son las posibles causas?

En redes no existe la comunicación no verbal. Y claro, al eliminar la comunicación no verbal, nos creemos invencibles ante una pantalla. 

Se busca audiencia y se busca notoriedad y la red es un lugar donde se puede medir al minuto el impacto de nuestras acciones. Y a su vez, el contenido malo atrae más que el bueno, que pasa desapercibido. 

Además, es un mundo al que han llegado sin normas ni límite; los adultos no estamos y, por tanto, ellos pueden campar a sus anchas. Cuando los adultos nos enteramos del problema, la situación es más difícil de solucionar.

¿Hay un perfil de los niños que se convierten en víctimas?

Yo soy de la opinión de que no existe un perfil. Todo el que está en la red puede ser o víctima u observador. Si estás en la red puedes ser víctima, porque en nuestro día a día en el mundo offline nos relacionamos, tenemos diversos puntos de vista y ser diferente en ciertas edades va contra los modelos establecidos. 

Los niños no son conscientes de las consecuencias de mandar un whatsapp o de subir un post a Instagram. Son la generación del “ya y el ahora” y no miran las consecuencias ni la empatía hacia el otro.

Son temas en los que hay que trabajar no sólo en el mundo real, sino también en el mundo virtual. 

¿Qué síntomas deberían alertar a los padres de que su hijo está sufriendo acoso por parte de sus compañeros?

Lo primero será un cambio de comportamiento con respecto a la tecnología. Otros síntomas pueden ser tristeza, excusas para no ir al colegio o a entrenar o incluso bajar a la calle… Pueden experimentar cambios en sus rutinas o no atreverse a ir solos a los sitios. 

 

¿Podemos hacer algo los padres para propiciar que los niños tengan confianza en nosotros y nos lo cuenten en caso de producirse?

Lo más importante es que tenemos que saber qué hacen y cuáles son sus intereses en la red. Pero no sólo basta con saber que están, por ejemplo en Instagram, sino que debemos advertirles de qué se puede y qué no se puede hacer. Debemos generar una confianza y un espacio para la comunicación de manera que ellos sepan que si pasa algo o tienen alguna duda, estaremos ahí para ayudar y no para castigarlos.

Y si ocurre algún problema, lo mejor es no ser alarmista. Siempre es más útil sentarse a hablar y a escuchar, no mostrar miedo o desconfianza y darle la importancia que nuestro hijo o hija nos esté pidiendo. Para ellos es importante y necesitan ser escuchados.

Supongo que dentro del ámbito escolar, estos casos de acoso están más controlados por el personal docente, pero el gran problema empieza de puertas para afuera y, sobre todo, en la continuidad que tiene en internet cuando salen de las aulas… 

La red no entiende de puertas y el acoso en la red es un 24×7, 24 horas al día, 7 días la semana. No creas que tenemos controlados todos los entornos; ellos saben cómo hacer que los adultos no nos demos cuenta de lo que está pasando y no por ello debemos cesar en el intento de aportar vías para solucionarlo. La red es su entorno: es donde se desarrollan, se comunican y hacen amigos. Un niño sale del colegio y se conecta para hacer un trabajo, para hablar por whatsapp o para consultar estados. Su vida continúa en la red.

Lanzar esta plataforma en internet es querer jugar en su propio campo…

Es querer hablar en el mismo entorno en el que ellos se sienten bien y en su mismo idioma. Ellos no hablan por teléfono, ellos chatean en una sala de videojuegos o en una plataforma de mensajería. Por ello vamos a dirigir nuestras redes sociales a ellos y hemos hecho un gran esfuerzo en la imagen y la comunicación de la marca.

¿Son voluntarias las personas que forman parte del equipo?

Hay profesionales y voluntarios. Es un proyecto que está empezando y ahora tenemos que hacer que todo funcione, por lo que salimos con un gran equipo multidisciplinar para llegar al mayor número de chicos y chicas dentro de su entorno.

Mantener una estructura requiere de unos fondos económicos. ¿Cómo se os puede ayudar? 

Hay una línea de empresas abierta a la colaboración. Cualquier compañía que lo desee puede hacerse miembro de la Brigada Antiacoso. Esto hará que podamos darle formación a las familias de su empresa y ayudar a proteger los centros escolares interesados.

Una vez que un chico/a contacta con vosotros a través de la plataforma, ¿cuál es el protocolo a seguir por vuestra parte?

Un profesional que atiende el chat responderá sus dudas a lo largo de la conversación. Lo primero que tenemos que hacer es ganarnos su confianza, y, una vez hecho esto, responderemos a sus preguntas, inquietudes y dudas. En ese contacto o en los sucesivos, trataremos de valorar el alcance del caso. Si responde a unos indicadores que hemos determinado, en función de la gravedad y del alcance de la situación, nos pondremos en contacto con el centro escolar para tomar medidas y, sobre todo, daremos pautas y guiaremos al menor para salir de la situación.

 

¿Contáis con el respaldo de la Consejería de Educación? ¿Qué medidas son las que toman ellos normalmente en caso de detectar un caso de acoso? 

Al principio se les presentó y contábamos con su apoyo, pero con el cambio de gobierno tendremos que volver a presentar el proyecto y plantearles una línea de colaboración.

Ellos están obligados a abrir el Protocolo de Acoso Escolar ante la demanda de un menor o de la familia y a comenzar a tomar medidas para restablecer la convivencia escolar.

Marta, hay quien habla de los acosadores como víctimas. ¿Buscáis también llegar a esos chicos y chicas que se han metido en la espiral de violencia?

El fin es dar respuesta: detrás de un acosador hay una víctima o varias. Y nuestro fin es dar respuesta ante una situación de acoso, venga del lado que venga. 

Todo esto que estáis haciendo vosotros, me da la sensación, de que es algo que debería hacerse extensivo a todo el país. ¿Habéis encontrado apoyo en las instituciones?

Sin duda, sin los patrocinadores esto sería complicado. Nuestro proyecto nace a nivel local con el objetivo de poder ayudar al mayor número de niños posible. Sin el apoyo que hemos recibido desde la Fundación Unicaja y el Ayuntamiento de Málaga, la Brigada Antiacoso aún no habría visto la luz. 

¿Cómo pueden contribuir los centros educativos en vuestra labor?

Pueden hacer que su centro forme parte de la red de centros de la Brigada Antiacoso. En principio, pueden ponerse en contacto con nosotros a través de la web, www.brigadaantiacoso.com, y ya nos ponemos en marcha.

Todos somos parte de la solución de este problema. Quizás tu hijo, hija o ese niño que tienes cerca pueda estar sufriendo acoso escolar, o conoce a algún compañero que lo esté sufriendo y no se atreve a contártelo. Háblale de la Brigada Antiacoso, incluso si puedes, pásale el enlace; nunca se sabe si con algo tan sencillo se puede salvar una vida. Lo que es seguro es que todavía estamos a tiempo de salvarles su infancia y evitarles heridas que son complicadas de sanar.

Redacción: Fran Gallardo y Ana Porras     Fotografía: Lorenzo Carnero

 

Web Brigada Antiacoso

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